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Cómo aislar el suelo de una casa antigua

Si finalmente has decidido hacer una reforma de tu casa antigua, el primer paso será planear su ejecución desde abajo, desde el mismísimo suelo. Y es que una vez realizada la reforma, los problemas de humedad y pérdida de calor son más difíciles de solucionar. Veamos cuáles son esos problemas y te contamos cómo aislar el suelo de una casa antigua para evitar cualquier imprevisto.

1. Humedad por capilaridad

La humedad por capilaridad es la más compleja y la que mayores daños provoca. Por este motivo, conviene identificarla cuanto antes e impedir su aparición.

a. Cómo se genera y qué problemas conlleva

Este tipo de humedad se produce cuando el agua del suelo asciende a través de los cimientos de la estructura hasta alcanzar las paredes. Esta agua procede del subsuelo y contiene sales minerales que se depositan en los muros y generan un estado de humedad permanente. De hecho, los materiales porosos —como la piedra y el ladrillo— son más susceptibles de sufrir esta situación, pues carecen de barrera contra las humedades.

La humedad por capilaridad no solo produce daños estéticos, sino que acelera la descomposición de los materiales y da lugar a paredes más frías, aumentando el gasto de calefacción.

b. Cómo evitar el ascenso de la humedad

Para determinar si la vivienda sufre humedad por capilaridad, basta con comprobar si el papel está desgastado, la pintura desconchada o hay manchas en la pared. Además, recuerda que este tipo de humedad se da tan solo en estructuras que están en contacto con el suelo —o a un metro de altura del terreno—. De modo que si este es el caso, es momento de aislar el suelo de tu casa antigua.

Entre las opciones más eficaces para evitar el ascenso de humedad está el uso de cámaras de aire, gravas y láminas de polietileno, y productos impermeabilizantes. 

El forjado sanitario impide el contacto directo de la estructura con el suelo, de modo que evita la humedad y las enfermedades relacionadas. En definitiva, mejora la salubridad de la vivienda. Además, las cámaras de aire que origina el forjado sanitario favorece un efecto regulador de la temperatura, por lo que ayuda a mantener el calor dentro de la casa.

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Cámaras de aire (forjado sanitario y solera tipo caviti)

No obstante, la cámara de aire del forjado sanitario debe estar correctamente ventilada para prevenir que se acumule la humedad en su interior. De hecho, esta ventilación impide el almacenamiento de gas radón, una sustancia natural muy dañina para la salud.

Así mismo, los módulos tipo caviti ofrecen la ventaja de cubrir las necesidades de la obra, pues se fabrican a distintas alturas, se unen entre sí de forma rápida y soportan grandes cargas.

Uso de gravas y láminas de polietileno

Tanto la grava como las láminas de polietileno destacan por su gran resistencia al uso y efecto impermeabilizante, de forma que impiden las filtraciones de agua de lluvia hacia el terreno y el ascenso de la humedad por capilaridad. Además, las láminas se venden en rollos y se cortan fácilmente. Por estas razones, es un producto muy usado en la construcción como base para hacer soleras. 

Uso de láminas o productos impermeabilizantes

Las láminas impermeabilizantes también son una alternativa para aislar el suelo de una casa antigua y garantizar la estanqueidad. Además, puedes encontrar distintas opciones en el mercado según las necesidades de la estructura, como fibra de vidrio, fieltro de poliéster y fieltro de poliéster reforzado y estabilizado.

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2. Aislamiento térmico del suelo

Así como aislar el suelo de una casa antigua es fundamental para mantener la humedad a raya, también lo es para crear un entorno confortable. Para realizar un aislamiento térmico en el suelo de tu hogar, existen múltiples técnicas que varían en función de la instalación y los costes. 

a. Ventajas

Aislar el suelo de una casa antigua te permitirá disfrutar de un mayor confort, tanto térmico como acústico. De hecho, utilizar el aislante adecuado creará un ambiente más silencioso y relajado en el hogar. Para lograrlo, los suelos flotantes son una excelente opción, ya que no solo mejoran el aislamiento del ruido externo, sino que reducen la transmisión de los impactos.

Además, el aislamiento del suelo de una casa antigua también ofrece beneficios térmicos, impidiendo la pérdida de calor, manteniendo una temperatura y favoreciendo un mayor ahorro energético.

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b. ¿Se coloca encima o debajo del hormigón?

Colocar el aislamiento térmico tanto encima como debajo del hormigón tiene sus ventajas. Si lo ubicas encima del forjado, el interior de la infraestructura se calentará con más rapidez cuando la calefacción esté en funcionamiento. Sin embargo, el aislamiento afectará al nivel del suelo y reducirá el volumen de la habitación. Si, en cambio, colocas el producto debajo del forjado, el hormigón ayudará a absorber el calor —especialmente si la habitación está orientada hacia el sur— y evitará el sobrecalentamiento.

c. Tipos de aislamientos térmicos para suelos

En función del material con el que estén fabricados, los aislamientos térmicos para suelos pueden distinguirse entre sintéticos y naturales. 

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Poliestirenos

Los aislantes poliestirenos pertenecen al grupo de aislantes sintéticos y se distinguen principalmente entre poliestireno expandido y poliestireno extruido.

  • Poliestireno expandido: también conocido como “corcho blanco”, es un aislante de fácil instalación, ligero, resistente y asequible. Además, es apto para cualquier vivienda.
  • Poliestireno extruido: debido a su mayor densidad, posee una gran capacidad de aislamiento. Este tipo de aislante ofrece una instalación sencilla, es resistente al peso, estable, ligero e impermeable. Sin embargo, suele emplearse para fachadas en lugar de suelos.

Aislamientos naturales

Uno de los puntos fuertes del aislamiento térmico natural es su sostenibilidad, ya que estos productos no contienen elementos nocivos para la salud y su fabricación es respetuosa con el medioambiente. 

Entre los aislamientos naturales más habituales destaca la fibra de madera, el corcho, la celulosa y el algodón.

  • Fibra de madera: se componen de largas fibras de madera y aglomerante, de modo que permiten el aislamiento acústico y térmico.
  • Corcho: esta opción biodegradable es una de las más utilizadas como aislamiento térmico. Puedes encontrarla en láminas, tableros o forma granular.
  • Celulosa: se fabrica a partir de periódicos reciclados y triturados y se aplica en cavidades mediante insuflado.
  • Algodón: debido a su capacidad de aislamiento térmico y acústico, los restos de la industria textil se humedecen y prensan para formar mantas de algodón. 

Empleando cualquiera de las técnicas y los materiales que hemos analizado, podrás aislar el suelo de tu casa antigua y lograr un hogar cálido y libre de humedades. Este será el primer paso para conseguir que la rehabilitación de la vivienda sea todo un éxito y evitar problemas que en un futuro tendrán difícil solución.

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