¡Suscríbete a nuestro blog!

¿Cómo cambiar la llave del radiador?

Cambiar la llave del radiador puede ser necesario con el paso de los años. Esto suele suceder debido al desgaste, cuando detectas que está oxidada o que se están produciendo fugas. En todos estos casos, resulta crucial que la sustituyas lo antes posible. Sin embargo, puede que estés retrasando este momento por no tener que llamar a un profesional, aunque, ¿sabes que lo puedes hacer tú solo? Es muy fácil.

Para que puedas cambiar la llave del radiador sin ayuda, tan solo debes seguir una serie de pasos que te contaremos a lo largo de este artículo. Es un proceso muy sencillo —más de lo que te puedas imaginar— y solo te harán falta unas herramientas básicas que se encuentran en casi todas las casas. ¿Te animas?

Razones por las que cambiar la llave del radiador

Antes de ponernos manos a la obra a cambiar la llave del radiador, es importante saber cuándo es el momento idóneo para poner una nueva —o no—. Y es que no siempre es fácil detectar la causa de los diferentes problemas que pueda tener tu radiador. Para facilitarte la tarea, repasamos algunos de los motivos principales que pueden requerir sustituir esta pieza de tu sistema de calefacción.

  • Hay fugas de agua, a pesar de que aprietas muy bien la llave. Esto puede deberse a que está desgastada, lo que es habitual, sobre todo, si ya tiene bastantes años. Lo mejor, entonces, es cambiarla.
  • Te resulta imposible controlar el flujo de agua. Este problema implica no poder regular la temperatura de la casa, lo que genera una sensación de incomodidad en las habitaciones, ya que o el radiador se calienta demasiado u ocurre todo lo contrario. Parece ser el momento de sustituir esa llave.
  • La llave del radiador se ha roto. Un golpe o cualquier otra circunstancia, como un exceso de óxido que la haya debilitado, requerirá que la cambies lo antes posible. Así, podrás volver a disfrutar de la eficacia de tu radiador.

Como puedes darte cuenta, las razones por las que cambiar la llave del radiador son múltiples y bastante diversas. No obstante, muchas de estas situaciones se pueden prevenir con un mantenimiento adecuado. Si bien hay circunstancias en las que este puede no ser suficiente —como un golpe o un problema que venga de serie— mantener la llave siempre en perfecto estado te permitirá alargar la vida útil de la pieza y atrasar esta pequeña instalación.

Cómo cambiar la llave del radiador

Con todo lo visto anteriormente puedes tomar una decisión más acertada a la hora de cambiar o no la llave del radiador. En el caso de que sea el momento de hacerlo, puedes intentarlo tú mismo, sin ayuda de un profesional.

CTA 4 - Eficiencia energética

Adquiere las herramientas necesarias

Aunque parezca algo obvio, puede que se te olvide en el momento en el que te pongas manos a la obra. Por esta razón, no está de más recordar que necesitas tener a mano las herramientas necesarias para que puedas cambiar la llave del radiador. Para ello, te va a hacer falta lo siguiente. Esperamos que esta breve lista te sea de ayuda:

  • Una llave de paso nueva (es mejor que no sea de segunda mano). Así, evitarás cualquier daño que no puedas percibir ahora mismo, pero que empezará a hacerse evidente cuando pongas tu radiador a funcionar. Existen diferentes modelos entre los que elegir.
  • Dos llaves inglesas, preferiblemente que se puedan regular para que se adapten las dimensiones de las tuercas que sujetan tu antigua llave del radiador. 
  • También, necesitarás una cinta de teflón que encontrarás en cualquier ferretería.

Como ves, son herramientas de uso habitual que si no encuentras, seguro que puedes pedir prestado a tu vecino.

Cierra la válvula

Herramientas llave radiador

Cuando tengas las herramientas, es recomendable que cierres la válvula para evitar que salga agua durante el proceso de cambiar la llave del radiador. Sin embargo, te aconsejamos que coloques algún recipiente en la parte inferior por si, durante el trabajo que llevarás a cabo, hay alguna pequeña fuga de agua. Así, evitarás que el suelo se moje, algo que puede ser peligroso si se trata de parqué, ya que puede acabar levantándolo.

Retira la llave del radiador antigua

Una vez completado el paso anterior, es el momento de que quites la llave del radiador antigua. Para ello, vas a tener que coger las dos llaves inglesas. Estas te ayudarán a aflojar las tuercas, que son dos. Por eso, es necesario que tengas esta herramienta por duplicado. Esto no te llevará demasiado tiempo. 

Instala la nueva llave

Ahora que ya has quitado la llave del radiador antigua, es el momento de que instales la nueva pieza. Para ello, coge la cinta de teflón y colócala en la rosca de la llave que has comprado. Después, sitúala en el lugar en el que estaba la vieja y empieza a apretar, otra vez, las tuercas con las llaves inglesas. Haz esto sin prisas.

Espera antes de abrir la válvula

Cuando acabes de cambiar la llave del radiador, deja que pasen unos minutos. Después, ya podrás abrir la válvula. Es aconsejable que estés atento cuando enciendas los radiadores para comprobar si existe alguna fuga. En el caso de que no hayas apretado bien las tuercas o que haya algún problema con la colocación de la nueva llave, hay que solucionarlo lo antes posible, apagando la calefacción.

Revisa, de nuevo, todos los pasos que has dado, afloja y vuelve a apretar la llave, o colócala otra vez, verificando que la cinta de teflón está bien pegada. Puede que se te haya escapado algún pequeño detalle y que no te hayas dado cuenta. Y es que, en ocasiones, son las pequeñas cosas las que acaban marcando la diferencia.

Asegúrate de reservar un día en el que puedas llevar a cabo todos los pasos con tranquilidad. Así, las prisas no te jugarán una mala pasada. Pero, en el caso de que algo no haya ido bien al cambiar la llave del radiador o ves que el problema no se soluciona, no dudes en llamar a un fontanero profesional.

Y recuerda, para que la nueva llave del radiador se mantenga en perfectas condiciones durante muchos años, recuerda la importancia del mantenimiento. Limpiarla con regularidad, lubricar y verificar que funciona bien (que no hay fugas) es fundamental. Así, puede que te ahorres algo de dinero y, también, retrases el momento de tener que volver a sustituirla de nuevo.

CTA 3 - Consejos y errores comunes
¿Te ha gustado? ¡Compártelo!

Deja un comentario

Únete a nosotros

Deja de esperar y ponte manos a la obra!