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Los baños adaptados para personas mayores como freno a la dependencia

Es ley de vida. Con el paso del tiempo todos envejecemos y necesitamos ciertas ayudas para llevar a cabo tareas que hasta hace poco hacíamos sin el menor problema. Si tienes a tu cargo alguna persona mayor, sabes de lo que hablamos, y probablemente también conozcas la enorme importancia de los baños adaptados para personas mayores, ya que se trata de una de las estancias que más dificultades puede presentar.

Quizás te sorprenda saberlo, pero los baños adaptados para personas mayores son mucho más complejos de lo que solemos pensar. Hay elementos que todos identificamos como parte de estos espacios; sin embargo, existen otros muchos que se nos escapan, a no ser que seamos usuarios o compartamos habitualmente el cuarto de baño con una persona mayor.

¿Qué no puede faltar en baños adaptados para personas mayores?

Cuando esta situación se acerca es conveniente entender cuáles son las necesidades más habituales de estos usuarios, de modo que podamos facilitarles por completo el uso del servicio. Los baños adaptados para personas mayores deben incorporar elementos accesibles específicos para cualquier actividad que realizamos en esta estancia, de lo contrario puede aparecer esa dependencia que pretendemos evitar.

Soportes y agarraderas para evitar caídas

Seguramente es la primera instalación que a todos nos viene a la cabeza al pensar en baños adaptados para personas mayores y para cualquier usuario que lo pueda necesitar. Los soportes y agarraderas son algo que vemos a diario en servicios públicos destinados a minusválidos, pero también son fundamentales en las viviendas en las que residen personas mayores, ya que pueden evitar muchos sustos.

Un inodoro adaptado para personas mayores, más relevante de lo que creemos

Inodoros altos y lavabos suspendidos en baños adaptados para personas mayores.

El inodoro es un elemento en el que no solemos reparar a priori cuando tratamos de facilitar la vida de nuestros mayores. Seguramente, si no hemos pasado por esta situación, no se nos ocurre ninguna diferenciación que podamos hacer en este sentido; sin embargo, basta con instalar un retrete más alto para evitar que las rodillas sufran al sentarse.

De hecho, también resulta muy útil como asiento para las personas mayores que presentan dificultades para mantenerse de pie. Teniendo un lugar para sentarse a la altura adecuada, podrán llevar a cabo acciones como peinarse, lavarse los dientes o afeitarse sin la ayuda de nadie, lo que siempre supone un alivio a ciertas edades.

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Eliminando barreras: duchas para personas con problemas de movilidad

La ducha es, con total probabilidad, el elemento del cuarto de baño que más dificultad puede presentar para las personas mayores. De hecho, en este caso vamos más allá de su independencia, priorizando por encima de todo su seguridad y su comodidad. Para lograrlo, hay tres elementos que se antojan indispensables, como son las mamparas, la grifería y el asiento.

Las mamparas, un elemento a tener en cuenta

Facilitar la accesibilidad a la ducha es esencial para la seguridad de las personas mayores. Para conseguirlo es muy importante, por un lado, que el plato de ducha se encuentre al mismo nivel que el suelo del baño, sin ningún tipo de escalón, y que las mamparas puedan abrirse por completo por si en algún momento es necesario acceder con silla de ruedas.

Una grifería accesible para personas mayores

Por otra parte, para poder mantener la independencia en los momentos de higiene es imprescindible que las personas mayores tengan acceso a toda la grifería, incluso cuando están sentados. Existen grifos diseñados específicamente con este fin -de hecho, algunos de ellos incluyen agarraderas-, aunque en muchos casos es suficiente con anclarlos a menor altura de lo habitual. Un lugar seguro donde sentarse durante la ducha

Un lugar seguro donde sentarse durante la ducha

Asiento anclado de ducha en baños adaptados para personas mayores.

Otro de los elementos que todos recordamos al pensar en baños adaptados para personas mayores es el asiento de la ducha. En este sentido, resulta frecuente ver cómo se instala un pequeño taburete en el interior del plato, pero lo recomendable -salvo que la dependencia sea pasajera- siempre será recurrir a un asiento específico y que quede anclado al suelo o a la pared para evitar riesgos.

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El espejo, un elemento necesario a todas las edades

Seguro que no se te había pasado por la cabeza que existían espejos diseñados para baños adaptados. Sabemos que se trata de un útil necesario en esta estancia, pero damos por hecho que su instalación habitual servirá a todo el mundo. Nada más lejos de la realidad, los espejos basculantes se han creado precisamente para poder dirigirlos hacia personas que necesiten permanecer sentadas mientras se arreglan.

Un lavabo sin obstáculos, la mejor solución

Es muy habitual encontrar lavabos que se sostienen sobre muebles, ya que el almacenaje suele ser tan escaso como necesario en los cuartos de aseo. Sin embargo, si hablamos de baños adaptados para personas mayores, debemos dejar atrás esta opción e instalar un lavabo suspendido para que puedan acercarse lo máximo posible aun en silla de ruedas.

La importancia del espacio en los baños para personas mayores

Por último, si prestamos atención a todas estas recomendaciones acerca de los elementos de baños adaptados para personas mayores, nos damos cuenta fácilmente de la necesidad de espacio. Poder acceder al baño y maniobrar es importante, independientemente de si se necesita una silla de ruedas, ya que además reduce el riesgo de impactos en la cabeza en caso de caídas.

Baños para personas mayores: ¿Por qué hacer una reforma?

En primer lugar, es evidente que el objetivo principal de los baños adaptados para personas mayores es el de facilitarles las actividades cotidianas. Un poco de empatía basta para entender que nadie está libre de pasar por esa etapa y que a todos nos gustaría mejorar nuestras condiciones en esas circunstancias. No obstante, esta práctica va mucho más allá de ponernos en su lugar.

La reforma de baños adaptados para personas mayores, ya sea en su propia casa o en la de sus cuidadores, supone un claro impulso a su independencia en el día a día. Nunca resulta agradable para nadie convertirse en una persona dependiente, y este tipo de espacios resultan muy útiles para aplazar el proceso y, dicho sea de paso, facilitar también el día a día a los familiares.

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