La cerámica utilizada en estos pavimentos tiene una alta resistencia a las temperaturas extremas, tanto frías como calurosas. Esto significa que el material no se deforma, ni agrieta ni pierde su color, incluso en zonas con climas severos, ya sea en áreas con inviernos muy fríos o veranos abrasadores. Además, esta resistencia lo convierte en una opción ideal para ser usado en exteriores, como terrazas o jardines, o en interiores con sistemas de calefacción por suelo radiante, ya que soporta variaciones térmicas sin deteriorarse.