La cerámica es un excelente conductor térmico, lo que permite una distribución uniforme del calor cuando se instala sobre sistemas de calefacción por suelo radiante. Esto no solo mejora la sensación de confort en el hogar, sino que también ayuda a optimizar el consumo energético, ya que mantiene el calor por más tiempo sin necesidad de un uso excesivo del sistema de calefacción. Además, a diferencia de la madera natural, la cerámica no se expande ni se contrae con los cambios de temperatura, garantizando estabilidad en la instalación.